Dejar de vivir preocupado (parte 1)

Preocuparse puede ser útil cuando te impulsa a tomar acción y resolver un problema. Pero si usted está preocupado por “qué pasaría si” y se imagina los peores escenarios, la preocupación se convierte en un problema.
Es difícil ser productivo a diario cuando la ansiedad y la preocupación están dominando sus pensamientos. Si usted es como muchos otros que se viven preocupados en forma crónica, sus preocupaciones le generarán un estado de ansiedad que no podrá controlar.
Las dudas y los temores pueden absorber su energía emocional e interferir con su vida diaria. La preocupación crónica es un hábito mental que se puede romper. Usted puede entrenar su cerebro para mantener la calma y ver la vida desde una perspectiva más positiva.
Para la mayoría de los que viven preocupados de manera crónica, los pensamientos de ansiedad son alimentados por creencias (negativas y positivas) que los mantienen ocupados.

En el lado negativo, es posible que usted crea que su preocupación constante es perjudicial, que se va a volver loco o que va a afectar su salud física. Usted puede preocuparse también de que va a perder el control de todo y que nunca se recuperará.
En el lado positivo, usted puede llegar a creer que sus preocupaciones le ayudan a evitar las cosas malas, a evitar problemas, que le prepara para lo peor, o conduce a soluciones.
Las creencias negativas, se suman a la ansiedad y mantienen a la persona preocupada. Pero las creencias positivas que hace creer a una persona que es bueno preocuparse, puede ser muy perjudicial. Es difícil romper el hábito de la preocupación si usted cree que su preocupación le protege. Para poner fin a la preocupación y la ansiedad para siempre, debe renunciar a la creencia de que la preocupación tiene un propósito positivo. Una vez que se da cuenta de que preocuparse es el problema, y no la solución, podrá recuperar el control de vida nuevamente.
Usted quizás ha intentado un montón de cosas, distraerse, razonar con sus preocupaciones, tratar de pensar en forma positivo, pero nada parece funcionar. Entonces, ¿Qué se puede hacer?

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A continuación quisiera compartir algunos tips que le ayudará a dejar de vivir preocupado:

Tip # 1: Crear un período de preocupación

Decirse a sí mismo que debe dejar de preocuparse no funciona, al menos no por mucho tiempo. Usted puede distraerse o suprimir pensamientos ansiosos por un momento, pero no los puede desterrar para siempre. De hecho, tratando de hacerlo a menudo los hace más fuertes y más persistentes.
En lugar de tratar de deshacerse de una preocupación o de un pensamiento ansioso, es mejor darse permiso para tenerlo, pero posponer pensar más en ello hasta más tarde. En otras palabras, crear un “período de preocupación.”

Elija un momento y en un lugar para preocuparse. Debe ser el mismo cada día (por ejemplo, en la sala desde las 2:00-2:30 PM) y asimismo tiene que ser temprano, cosa que no le vaya a causar ansiedad justo antes de acostarse. Durante ese período de preocupación, permítase preocuparse por lo que venga a su mente. El resto del día, sin embargo, tiene que convertirse en una zona libre de preocupaciones.
Si un pensamiento o preocupación ansiosa entra en la cabeza durante el día, haga una breve nota de ella en el papel y posponga pensar en eso. Recuerde que usted tendrá tiempo para pensar en ello más tarde, así que no hay necesidad de preocuparse de eso ahora. Guarde su preocupación para más tarde y continúe con su día.

Tip # 2: Pregúntese si el problema tiene solución

La resolución de problemas y la preocupación constante son dos cosas muy diferentes.
La resolución de problemas consiste en la evaluación de una situación, pensar en medidas concretas para hacer frente a ella, y luego poner el plan en acción. La preocupación, por otro lado, rara vez conduce a soluciones. No importa la cantidad de tiempo que uno pueda dedicarle a ponerse a pensar en los peores escenarios, nunca estaremos preparados para tratar con esas situaciones en caso de que realmente sucedan.

Puede leer la segunda parte aquí.

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