Dejar de vivir preocupado (parte 2)

Si no ha leído la parte 1 puedes hacerlo aquí.

Si una preocupación viene a su cabeza, deberá empezar por preguntarse si el problema es algo que realmente usted puede resolver o no. Las siguientes preguntas pueden ayudar:
¿El problema es algo que realmente estoy enfrentando o es algo que me imagino que podría pasar?
Si el problema es algo que usted se imagina que podría pasar ¿Qué tan probable es que eso suceda? ¿Es su preocupación realista?
¿Puede usted hacer algo sobre el problema o prepararse para eso, o es algo que está fuera de su control?

Las preocupaciones que tienen solución son aquellas sobre las cuales usted puede tomar medidas en forma inmediata. Por ejemplo, si usted está preocupado acerca de sus deudas, usted puede llamar a sus acreedores para ver las opciones de pago flexibles. Las preocupaciones irresolubles o improductivas son aquellas para las que no hay una acción correspondiente. “¿Qué hago si me da cáncer algún día?” o “¿Qué pasa si mi hijo tiene un accidente?”
Si la preocupación es solucionable, inicie una lluvia de ideas. Haga una lista de todas las posibles soluciones que se pueda imaginar. Concéntrese en las cosas que usted tiene el poder de cambiar, en lugar de las circunstancias o realidades más allá de su control. Después de haber evaluado sus opciones, hacer un plan de acción. Una vez que tenga un plan y empiece a hacer algo sobre el problema, se sentirá menos preocupado.

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Pero ¿Que sucede si su preocupación no es algo que se puede resolver? Si usted es alguien que vive angustiado en forma crónica, es casi seguro que vivirá ansioso debido a asus preocupaciones. En tales casos, es importante comenzar a lidiar a sus emociones.
Muchas veces las preocupaciones pueden ayudar a una persona para evitar las emociones desagradables. La preocupación que tiene en la cabeza, mantendrás su cabeza ocupada en lugar de permitir que usted sienta las emociones subyacentes. Mientras usted esté preocupado, sus sentimientos se suprimen temporalmente, pero tan pronto como deje de preocuparse, la tensión y la ansiedad reaparecen. Luego, usted empezará a preocuparse por sus sentimientos, “¿Qué pasa conmigo? No debería sentirse de esta manera!”

La única manera de salir de este círculo vicioso es aprender a aceptar sus sentimientos. Esto puede parecer complicado en principio debido a las creencias negativas que tiene sobre las emociones. Por ejemplo, usted puede creer que siempre debe ser racional y tener el control, o que no se debe sentir ciertas emociones, como el miedo o la ira.
La verdad es que las emociones -en la vida real- son desordenadas. No siempre tienen sentido y no siempre son agradables. Pero siempre y cuando usted puede aceptar sus sentimientos como parte del ser humano, podrás experimentarlas sin sentirse abrumado y aprenderá a utilizar sus emociones para su propio beneficio.

Lea la tercera parte del artículo, aquí.

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